Acabas de marcharte y ya te echamos de menos, amigo Feli. Todo Espiral te llevará siempre en su corazón por tanto que nos regalaste, pero sobre todo las niñas, niños, jóvenes y familias que te querían muchísimo por tu bondad y sonrisa eterna.
Fray Escoba, que con tu sola presencia, sencilla y discreta, ya irradiabas calma y sosiego a los jóvenes más inquietos.
El Cuentacuentos que traía historias para los más peques y que se sentaban a tu alrededor para escucharte, como si fueras el abuelo de todos.
Tus historias de otros países, otras gentes y culturas, de tu experiencia misionera entre los más necesitados.
Tu espíritu aventurero, atrevido, dispuesto a ser el primero en sumergirse en las frías aguas de Rascafria ante la mirada atónita de todos los niños y niñas del campamento, o ser el más veterano de tus compañeros en surcar las alturas en una tirolina.
Tu alegría, espíritu jovial y siempre jóven que contagiaba a todos los voluntarios con los cuales compartias veladas.
Y tu testimonio de vida y fe, siempre confiando en Jesús y en la Buena Madre y en el camino que Champagnat te había marcado con tu vocación profunda, predicando con tu humilde ejemplo y siempre al lado de los más vulnerables, con rostros de niños.
Hoy ya descansas para siempre en sus brazos y tanto tu recuerdo increíble como tu imborrable huella siempre quedarán grabados para siempre en nuestros corazones.
Hasta siempre amigo, compañero y Hermano.
D.E.P.